Pues ya No juego ...


Lejos queda ya todo. Lejos queda ya el día cuya noche el cielo se incendió de estrellas. Lejos el tiempo en el que en cada atardecer el alma se apagaba entre caricias, para amanecer al día siguiente ardiendo en deseo. Lejos quedan las playas desiertas. Lejos cada llamada de aquellas, capaces de derretir baterías. Lejos cada palabra capaz de ponerte el corazón a mil latidos por segundo y estremecerte el alma. Lejos cada imborrable tarde de sábado. Lejos cada intocable promesa. Lejos cada mirada que quemaba en las pupilas e iluminaba la vida. Lejos cada plan de futuro. Lejos cada viaje. Imposible de alcanzar cada momento que ya jamás viviremos, cada escena mágica que ya nunca se repetirá. Ya sólo quedan los recuerdos, cada vez más vagos, cada segundo más difíciles de descifrar. Ya ni siquiera me acuerdo como se sentían aquellos abrazos verdaderos, aquellos besos con amor, aquellas palabras sinceras.
Ahora apenas se puede divisar a lo lejos cómo se aleja el tren, y a veces, en el rastro de humo que va dejando a su paso, corazones, en honor a nuestro amor y en agradecimiento eterno por aquel tiempo en el que, por suerte, fuimos felices. Me voy sóla en el vagón, con tristeza, con el corazón roto, destrozada por esta batalla en la que no quisiste o no pudiste luchar a mi lado. En la soledad de este vag
ón, nuestro vagón, impregnado completamente por tu olor, pensaré cada día en lo que pudo ser, no fue y jamás será. Me voy sangrando, pero con una sonrisa pintada en la cara, simbolizando las ganas y la necesidad de empezar de nuevo. En esta ocasión sin ti. No te voy a mentir. Me da miedo mirar hacia delante y no verte. Me da miedo hacer planes en los que tú no estás incluido. Pero así se han dado las cosas, y esto ya no va a ninguna parte. No te preocupes, ya no tienes que tener más calentamientos de cabeza por esto. Ya no tienes que luchar contra tus miedos, nos acostumbraremos a decir que el miedo venció. Cada una de las estrellas que encendimos con cada abrazo, con cada beso, con cada ilusión, han sido apagadas en todo este tiempo de despropósitos, apagadas lentamente, una por una y con ensañamiento. Nunca podrás decir que no te esperé, porque lo hice hasta desangrarme. Lo hice hasta empapar paredes enteras con mis lágrimas. Lo hice hasta pegarme cabezazos contra muros. Lo hice hasta arrancarme los pelos. Lo hice hasta sentarme en la esquina de mi habitación y quedarme en vela toda la noche, con los ojos abiertos de par en par, mojados, y la mente en otro lugar. Lo hice hasta pasarme las horas enteras en nuestros lugares. Lo hice hasta gritarle al cielo con todas mis fuerzas: maldita sea yo, malditos mis errores. No voy a hacerte ni un solo reproche, me los voy a guardar todos. Tú me lo diste todo y más.
Ya no encuentro mis sueños, se han perdido. Me voy orgullosa de haber luchado y de haberme dejado la vida en el intento de que volvieras a confiar en mí, de que volvieras a querer nuestras increíbles e irrepetibles tardes, de que volvieras a desear cada noche, solo en tu cama, mis abrazos, mis besos y los cientos de tonterías que salen por mi boca cada día. Tonterías que te hacían reír y te iluminaban la ilusión del alma, esa ilusión que ahora tienes entre tinieblas, si es que no está enterrada bajo varias toneladas de cemento y hormigón. Pero sobre todo me voy orgullosa de mi misma por haber aprendido unas cuantas lecciones importantes, y por haber luchado por lo que más he querido en mi vida: tú... Esta mecánica de corazones ya se va. En esta ocasión no ha tenido éxito, pero tampoco ha fracasado, ya que sólo se fracasa cuando se ceja en los intentos, y élla nunca dejó de intentarlo.
Que mala muerte me venga o me rebanen la lengua si te quise querer mal. Me encantaría poder decir que cuando llegue el nuevo día dormiremos a la orilla del mar. Pero es sólo un sueño, y los sueños, sueños son. Ahora la esperanza está muerta. La fe, enterrada. Dios sabe que luché, que me deje el alma cada segundo por recuperarlo todo, que la luz de mis ojos murió hace ya tiempo ahogada en lágrimas. Cogeré mi avión y volaré hacía un futuro mejor, lejos de todo, lejos del “ni conmigo ni sin mí”, lejos de cada mal recuerdo, lejos de cada mentira, lejos de cada sueño roto, lejos de cada ilusión derrumbada, lejos de cada 13 sin ti. Dios sabe que esperé, que demasiadas noches mi única compañera ha sido la soledad. Ahora es momento de cambiar. Si ahora no respiro, es por no ahogarme. Cada segundo de todo este tiempo, cada lágrima, cada amanecer, cada playa, cada beso, cada abrazo, el cielo y el mar guardarán el secreto: jamás volveré a querer como te quise. No quiero ni una lágrima más, ni una queja más, ni una palabra más. Bastante se ha cebado ya el sufrimiento, ahora le toca morir junto a todo lo demás. Basta ya de mentiras y de crear ilusiones que acaban estampándose contra el muro de los lamentos a la velocidad de la luz. Basta ya de sin sentidos. 



Basta ya de sentimientos







4 comentarios:

  1. me sacaste lagrimas con tu entrada es muy dificil cuando luchas por un amor :( no se cual sera el resultado de mi luchapero no se si este preparado para partir como tu lo expresas...

    Muy linda entrada

    ResponderEliminar
  2. Hola bello blog, preciosas entradas,si te gusta la palabra infinita,la poesía, te invito al mio,será un placer,es,
    http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
    gracias, buen domingo, besos diversos...

    ResponderEliminar
  3. Hola guapa, un placer regresar a tú casa, un lujazo, gracias por tu amabilidad, buen lunes besos variados...

    ResponderEliminar
  4. Ay :(
    es complicado..

    Pero no todo siempre está perdido, y siempre el sol brilla, sólo hay que encontrarlo..

    MUCHA suerte.

    ResponderEliminar