-Te tengo que contar algo...-


Busqué un título que generara intriga y creo que lo logré. Nadie sabe sobre qué voy a escribir en esta oportunidad. O al menos, no se lo esperan. No se lo ven venir. Como yo. Como mi cara de sorpresa ante las parábolas de mi querida gran Chiqui

. O debo decir: mi abuela.
Para quienes me conocen, ya saben. La Chiqui es la progenitora de mi madre. Aunque en el ámbito habitual y universal, la Chiqui es la Chiqui. Es como un personaje inmortalizado en su figura con lentes de sol y brillo labial, una deidad de esas de las que habla Chiqui.

La fui a visitar a su nueva guarida "temporal"; ya que cocina mucho y rico. y con ella tomo más mates en unas horas que en el resto de la semana mientras miramos fotos del año de la escarapela que siempre son recibidas con nuevos comentarios. Entre toda la parafernalia, la OMONI siempre tira un bocadillo digno de mención. Es como una sentencia, un acto sagrado venido del más allá para alentar a las almas de este mundo. 

-Te tengo que contar algo...- le dije hace unas semanas.

-¿Tienés novio?!- (Véase aquí la desesperación de una abuela envuelta en la congoja de su nieta.)

-No, Chiqui. Ojalá! Si fuera así, ya te hubiera llamado... No es nada fácil, viste cómo es. Está complicado. Teneme paciencia...-

-Ay mi amor, quédate tranquila. tu vas tener novio en noviembre.- (A éstas alturas, mi desesperación iba en aumento.)

-¿¡¡En noviembre?!! ¿Por qué supones eso, chi?- 

-Porque el año que cumplí 21, lo conocí a tu abuelo en noviembre  y nos pusimos de novios. A ti te va a pasar lo mismo...-

Llámenlo consuelo abuelístico pero la Chiqui me tiró una revelación que voy a corroborar dentro de unos meses, cuando el amor otoñal renazca. Sí, ya sé, es estadística mente imposible que se cumplan sus predicciones pero cuando no hay nada a qué atenerse, encontrás dicha en las palabras de tu abuela que te llena la panza de amor y de té de todos los sabores.

Me tomo el colectivo en la esquina de su casa mientras me despide con un beso. 

-Cuídate, avísame cuando llegues... y cuando tengas novio, también!


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